Un retrato íntimo de una musa de los años sesenta, Françoise Hardy. Modelo y cantante, que hizo girar las cabezas de los más grandes artistas de la época.
En 1966, Françoise Hardy no sólo es un icono de la ola yé-yé, sino también una modelo, que posa en la portada de las revistas más importantes. Su belleza vuelve locos a muchos famosos. El fotógrafo Jean-Marie Périer la conquista y se convierte en su primer amor: “Fue mirando sus fotos como descubrí que era atractiva”, confiesa la cantante, que durante mucho tiempo se había sentido acomplejada. Mick Jagger y David Bowie, dos superestrellas, dicen estar cautivados por ella en entrevistas: “Me sentí halagada, pero sobre todo avergonzada de que se interesaran por mí”, recuerda la cantante, crónicamente tímida. En 2004, Françoise Hardy, cuyo álbum “Tant de belles choses” salió en noviembre de ese mismo año, habla de su vida, de su carrera, de Jacques Dutronc y de su hijo Thomas en este retrato íntimo.
Un retrato íntimo de una musa de los años sesenta, Françoise Hardy. Modelo y cantante, que hizo girar las cabezas de los más grandes artistas de la época.
En 1966, Françoise Hardy no sólo es un icono de la ola yé-yé, sino también una modelo, que posa en la portada de las revistas más importantes. Su belleza vuelve locos a muchos famosos. El fotógrafo Jean-Marie Périer la conquista y se convierte en su primer amor: “Fue mirando sus fotos como descubrí que era atractiva”, confiesa la cantante, que durante mucho tiempo se había sentido acomplejada. Mick Jagger y David Bowie, dos superestrellas, dicen estar cautivados por ella en entrevistas: “Me sentí halagada, pero sobre todo avergonzada de que se interesaran por mí”, recuerda la cantante, crónicamente tímida. En 2004, Françoise Hardy, cuyo álbum “Tant de belles choses” salió en noviembre de ese mismo año, habla de su vida, de su carrera, de Jacques Dutronc y de su hijo Thomas en este retrato íntimo.