Das Salz der Inka - La sal de los incas

Las salinas de Maras están situadas en las tierras altas de los Andes peruanos, a más de 3000 metros de altitud. Forman un gran laberinto de sal, construido por el ser humano. Miles de cuencas en terrazas captan el agua salada de la montaña y cuando ésta se evapora al sol, quedan preciosas costras blancas en los bordes y el fondo de las pozas: la sal de Maras. Aún hoy, los descendientes de los incas siguen extrayendo su “oro blanco” de los Andes de esta forma tradicional. 360°- GEO Reportage ha conseguido filmar en las montañas de Perú. La película muestra la dura vida cotidiana de los salineros en medio del impresionante paisaje montañoso de Sudamérica. A principios de mayo, la estación de lluvias está terminando gradualmente en las tierras altas de Perú. Durante siete meses, las salinas han permanecido en barbecho. Ahora la familia de Emilia Atapaucar puede, por fin, empezar a limpiar los ocho estanques de sal de su propiedad. Necesitan urgentemente los ingresos de la venta de sal, porque Mariella, la hija de 23 años, está a punto de dar a luz, y una estancia en el hospital es cara. Las salinas de Maras ya eran una rica fuente de sal en tiempos de los incas. En el siglo XVI, los conquistadores españoles saquearon los yacimientos de plata y sal de Perú. Hoy, Maras es un pueblo pobre en la montaña y sus habitantes cultivan las salinas de forma independiente. Cada familia posee entre cinco y diez cuencas en terrazas aferradas a las empinadas laderas andinas. La mayoría de los agricultores se han unido para formar un colectivo, pero nadie gana suficiente dinero aquí, porque el gran negocio de la sal lo hacen otros: Los exportadores que comercian con el “Oro Blanco de los Andes” a altos precios a los países industrializados. Desde hace algunos años, la sal andina encuentra cada vez más aficionados en Europa y América. El documental acompaña a la familia de salineros de Emilia Atapaucar, mientras cosechan laboriosamente la preciada sal y desean que el bebé que está por llegar no nazca demasiado pronto, para poder ganar dinero durante la primera cosecha de sal y garantizarle un nacimiento seguro.