Schwimmen - Nadar

“Nadar”, de la directora Luzie Loose, cuenta la historia de Elisa y Anthea, dos chicas de 15 años cuya amistad desigual les sirve de apoyo y orientación en una fase difícil de sus vidas. Para mantener su vínculo, desarrollan un juego siniestro que adquiere una dinámica destructiva. Después de que Elisa sufre un colapso físico, que sus compañeras de clase graban sin piedad con sus celulares, las dos simplemente dan la vuelta a las cámaras para vengarse y pasan de ser víctimas al rol de victimarias... “Lo que ocurre en la película de Luzie Loose “Schwimmen” (Nadar), es típico de una película de entrada a la madurez: peleas con el padre y la madre, acoso escolar, contacto con el alcohol. Pero la frágil historia de amistad de las dos chicas está contada tan intensa y tiernamente en esta ópera prima, que la película de la directora de 30 años y de las jóvenes actrices, es ante todo una experiencia cinematográfica cautivadora. Más allá de sus temas potencialmente útiles desde el punto de vista pedagógico, se trata de una película conmovedora. Con fino tacto para la difusa mezcla de miedo y sed de aventura, dolor y terquedad que impulsa a las protagonistas, Loose describe un verano de euforia, una natación literal entre los juegos de poder de sus compañeros, el desafiante desapego de sus padres y el sufrimiento aún infantil por la falta de afecto, hasta que al final se alcanza una inesperada liberación”. (Claudia Lenssen, en: epd Film) El drama se desarrolla “en diversas locaciones visualmente atractivas. Por ejemplo, algunas escenas se rodaron en un “Rave” el 1 de mayo en Berlín o en fiestas reales, y los compañeros de clase no fueron elegidos específicamente para la película, sino que en realidad van al colegio allí. Todo esto le da a la película un aire casi documental. Pero, por encima de todo, la película la llevan las dos actrices protagonistas. Especialmente Stephanie Amarell, que fue descubierta por Michael Haneke para su película “La cinta blanca”, cuando tenía once años y que consigue interpretar a Elisa con tanta autenticidad como si fuera ella misma». (Holger Twele)