Mientras Pipí y Pupú siguen durmiendo, Rosmarina decide prepararles el desayuno y, tras recoger unas moras, va por miel de la abeja reina. Para poner la mesa utiliza tres grandes hojas a las que baña con la miel, lo que atrae a un oso, que estaría encantado de participar en el banquete. Tras ahuyentarlo, Rosmarina se da cuenta de que la miel ha desaparecido y decide despertar a Pipí y a Pupú. Al sentarse a la mesa, se dan cuenta de que las moras también han desaparecido y entonces, a falta de otra cosa, deciden comerse las hojas, hasta que empiezan a chillar, porque, en realidad, son insectos-hoja y que son ellos los que se han comido la miel y las moras. Los tres insectos-hoja, que siguen hambrientos, vuelven con la abeja reina, que decide darles más miel. El oso también consigue un poco, gracias a que presenta una pequeña obra de teatro para la abeja reina.
Mientras Pipí y Pupú siguen durmiendo, Rosmarina decide prepararles el desayuno y, tras recoger unas moras, va por miel de la abeja reina. Para poner la mesa utiliza tres grandes hojas a las que baña con la miel, lo que atrae a un oso, que estaría encantado de participar en el banquete. Tras ahuyentarlo, Rosmarina se da cuenta de que la miel ha desaparecido y decide despertar a Pipí y a Pupú. Al sentarse a la mesa, se dan cuenta de que las moras también han desaparecido y entonces, a falta de otra cosa, deciden comerse las hojas, hasta que empiezan a chillar, porque, en realidad, son insectos-hoja y que son ellos los que se han comido la miel y las moras. Los tres insectos-hoja, que siguen hambrientos, vuelven con la abeja reina, que decide darles más miel. El oso también consigue un poco, gracias a que presenta una pequeña obra de teatro para la abeja reina.